A veces, los mejores viajes son los que se salen del guion. Así descubrimos el Gai Jatra, una celebración que no estaba en nuestros planes de viajar por Nepal y que nos abrió una ventana inesperada a la vida y la sociedad de Katmandú.
Esta festividad, conocida como “la procesión de las vacas”, es un homenaje a los seres queridos fallecidos durante el último año. Familias enteras recorren las calles con vacas —o niños disfrazados de ellas—, porque según la tradición, el animal sagrado ayuda a las almas a cruzar hacia el más allá.
Lo vivimos en pleno corazón de la ciudad, en Durbar Square, rodeados de templos, palacios y monumentos que parecen haber detenido el tiempo. Allí, la música, los disfraces y las ofrendas se mezclaban con el aroma del incienso y el murmullo constante de la multitud. El dolor y la alegría caminaban de la mano, recordándonos que, en Nepal, la muerte y la vida no se oponen: se celebran juntas, en comunidad y con color.